Para comprender plenamente el conflicto palestino-israelí, debemos remontarnos a épocas muy remotas, de hecho, debemos retrotraernos a 3500 años a.C. y al episodio relatado en el capítulo 22 del Génesis, cuando Dios, pide a Abraham el sacrificio de su propio hijo Isaac. El episodio, es fundacional en la antigua religión hebrea, por varios motivos. Si Adán y Caín, son los encargados de romper los pactos con Dios, Noé (separado por 38 generaciones de Caín) Abraham y Moisés, son los reconstructores del pueblo hebreo y edificadores de la nueva alianza con Dios para la tradición judía.
Sin embargo, la tradición islámica enseña la festividad del Eid al Adha, que recuerda el mismo episodio relatado por el génesis, pero el hijo a ser sacrificado es el primogénito de Abraham, es decir, Ismael. Recordemos que Abraham estaba desposado con Sarah, quien no podía concebir, y fue por iniciativa de ésta, que Abraham tenga descendencia por medio de una esclava egipcia, Agar, de quienes nacerá Ismael y el linaje de los ismaelitas, los pueblos árabes. Ismael será el padre de doce príncipes, a través de los cuales se multiplicará el mundo árabe desde Egipto hasta el Golfo Pérsico. El mismo Mahoma, sostiene que Ismael es cabecera de su linaje. La Meca misma, según la tradición islámica, fue construida, primero por Adán a pedido de Alá, y luego por el mismo Abraham, luego del diluvio, junto a su hijo primogénito, Ismael. En una cueva al pie del monte Hira, cerca de La Meca, luego de pasar seis meses en meditación solitaria, le vino la visión a Mahoma que dio origen al Corán.
Aquí ya tenemos un primer problema, porque el lugar donde sucedió este hecho (del que ambas tradiciones enseñan una versión distinta) es en el monte Moiráh, en Jerusalén donde luego, se construiría el templo del rey Salomón.
Antes de hablar del templo, debemos decir algo más acerca de los linajes: en primer lugar, Esaú y Jacob serán los hijos de Isaac, que mandó a su primogénito a que cace algo para él ya estando viejo y ciego y Rebeca, su esposa, que despreciaba a Esaú por haberse desposado con mujeres Hititas (los hititas y los hurritas eran pueblos jafetitas, descendiente de Jafet, hijo de Noé y hermano de Cam y Sem, que bajaron del arca luego del diluvio) y favoreció a Jacob (que finalmente se mezcló con los camitas) haciéndolo pasar por Esaú, quien se anticipó a matar un jabalí y llevárselo a su padre el que, ciego, creyó que era su primogénito. Jacob fue bendecido por su padre y de él nacerán doce hijos, que serán los patriarcas de las 12 tribus de Israel. Israel es el nombre que recibe Jacob, cuando se convierte en patriarca bendecido, según la tradición hebrea, del cual descenderá el pueblo elegido. Uno de los doce hijos de Israel-Jacob, José, fue a Egipto, y a partir de las hambrunas y miserias que sus hermanos estaban pasando, fueron todos ellos a su encuentro. Pero una vez en Egipto, los habiru-hebreos, fueron esclavizados por los egipcios y permanecieron en esta situación durante quinientos años, hasta su postrimera liberación a voluntad de Dios y mediante Moisés, quien conduce a su pueblo, les da la ley (en el monte Sinaí).
Cuando los israelitas logran liberarse del yugo egipcio, son guiados a la tierra prometida, actual Palestina. Oseas-Josué, sucesor de Moisés en la conducción del pueblo de Israel a la tierra prometida, describe en 1:4 el lugar, que posee las características de la actual Palestina: mar al oeste (mar mediterráneo) al sur del Líbano, al norte de Egipto y al este el mar muerto. Las tierras de Canaán.
Pero al llegar, se encuentran que estas tierras están ocupadas por tribus guerreras, llamadas filisteos. Si bien la historiografía moderna no tiene una clara y univoca versión sobre su origen, la tradición islámica sostiene la creencia de que son los descendientes del legendario Ismael, originarios de esa tierra, legítimamente dada por Dios-Alá. De hecho, filisteo, viene de Philisteim o Palisteim término que, latinizado por el emperador Adriano en 135 d.C., da origen a la palabra palestino. El origen de la palabra palestino es “peleset” que significa pueblo del mar.
La guerra entre Israelitas y filisteos es la primera manifestación de lo que hoy se vive en El Levante. Conocida es la victoria del rey David sobre Goliat (mencionado en Crónicas y Samuel). Este último, es descripto como el más gigantesco de los guerreros filisteos. Con el Rey David se impone el próspero y consolidado reino de Israel.
El Rey Salomón, hijo de David, será el que les de a los hebreos, un templo definitivo. Del Tabernáculo (templo móvil que acompañó en el éxodo a los judíos hacia la tierra prometida) se pasaría a un templo sagrado. El templo reúne las características de sacralidad y magistralía (se le atribuyen dotes de sabiduría y poderes mágicos) que le dio Salomón, esto es, un rey y mago, capaz de dominar con su anillo tanto a ángeles, como a demonios. El templo ha sido objeto de estudios tanto por los eruditos en historia de la religión, como así también por sectas y sociedades secretas. Y ello así, debido al carácter esotérico que acompaña su creación. La misma masonería toma su simbología a partir de los constructores del templo (Hiram Abif, fue su arquitecto y es objeto de culto para las logias francmasónicas). De hecho, el templo poseía un habitáculo, llamado el sancta sanctorum, al que sólo podía entrar el sumo sacerdote, una vez al año (el día de la expiación o Yom Kippur) donde residía el Arca de la Alianza, que contenía las Tablas de la Ley.
Como nada es azaroso en la construcción del templo, el lugar elegido para la edificación de éste es, justamente, el lugar donde Dios revela al cordero a ser sacrificado (el lugar donde de Isaac es ofrecido). Así fue como, en 957 a.C., se termina allí su construcción. Como dijimos, este lugar es sagrado tanto para los judíos, denominado en hebreo Har-Ha Bayit, que significa “monte del Templo” como para el mundo musulmán, que lo denomina Haram Esh-Sharif, que significa “El noble Santuario”.
En el año 586 a.C. el templo de Salomón es destruido por el rey babilonio Nabucodonosor II y el pueblo de Israel es nuevamente esclavizado hasta que son liberados por los persas. A raíz de un decreto del rey persa Ciro, conquistador del imperio de Babilonia (538 a.C.), cincuenta mil judíos emprendieron el Primer Retorno a la Tierra de Israel, dirigidos por Zorobabel, de la casa real de David. Durante este tiempo, se imponte la halajá o ley judía, y se escribe parte del Talmud. El pacto renovado tendrá como consecuencia la reconstrucción del templo y éste perdurará hasta el año 70 d.C. en épocas de la Roma Imperial, será destruido por asegunda vez a instancias de Tito Vespasiano, a quien se le dio la responsabilidad de acabar con los judíos sediciosos y sitiar y conquistar Jerusalén. El famoso Arco de Tito, se levantó en nombre de esta proeza. Se dará así el segundo exilio o segunda diáspora (tefutsot)
No habrá otra reconstrucción y en el año 691-692 d.C. con el nacimiento del islam, donde hoy existe lo que quedó del antiguo templo, que es el Muro de las Lamentaciones, se emplazará la mezquita de Al-acqsa, la cúpula de La Roca, la cúpula de la Cadena, y el domo del ascenso ordenados por el Califato Omeya. Este es el tercer lugar más sagrado para la religión del islam, después de La Medina y La Meca (debido a que en estos últimos sólo pueden ingresar personas de religión islámica) El lugar del Ascenso, se denomina así para dar cumplimiento a uno de los capítulos del Corán, que se llama “Viaje Nocturno”. Según la tradición, Mahoma fue hasta allí en 621 (Al Aqsa, significa “lugar lejano”) donde, en oración, el profeta subió a los cielos montado en un caballo alado. Esto agudiza aún más el conflicto teológico que subyace al conflicto territorial palestino-israelí.
Si Israel, quisiera reconstruir el templo en el lugar sagrado donde hoy se encuentran sus ruinas, debería destruir la Mezquita de Al-aqcsa. De ahí que la operación de Hamás se llamó “Tormenta o Inundación de Al-aqcsa”. Hace poco entró al Parlamento un miembro del Likud Iehuda Glick, que fue el pionero de la idea de romper con esa costumbre de no rezar en el Monte del Templo y de a poco fue convenciendo a otros parlamentarios, incluso de izquierda hasta que formaron una comisión conformada por: Shuli Mohalem, Tzipi Jotobeli, Iariv Levin, Danny Danon (desde las Naciones Unidas), Uri Ariel y Najman Shai. Ellos ya subieron y ya rezaron de algún modo allí. Esta comisión impulsa la idea de reconstruir el templo allí donde históricamente, debió estar.
Habrá un letargo de este conflicto, opacado por la edad Media y el cristianismo, que sacudirá estos lares con guerras de cruzadas y la instauración del Sacro Imperio primero, y la instauración del imperio Otomano (turco-mongol) hasta entrado, incluso, el siglo XX.
Luego de que se diera la Declaración Balfour (1917) primer gran logro del congreso sionista de Basilea, los ingleses prometen dar a Israel un lugar para la creación de su estado confesional judío. Sin embargo, terminada la Primara Gran Guerra, con promoción de la Sociedad de Naciones, los territorios del Imperio Otomano son repartidos entre Inglaterra y Francia. Pese a la promesa firmada por el ministro de Relaciones Exteriores y dirigida al barón Lionel Walter Rothschild, terminada la guerra lo que rigió fue el Mandato Británico de Palestina, que implicó una Administración en la que el Reino Unido regía sobre Palestina y El levante.
Aquel territorio, fue entonces escenario de levantamientos y revueltas. A partir del pogromo de Kishinev (1903) y el pogromo de Jerusalén (1920) (los pogromos eran linchamientos principalmente de judíos a manos de musulmanes) se crea una agrupación de resistencia, llamada la Haganá (defensa). En 1931 se desprende de aquella el grupo Irgún, también llamado Haganá Bet (Defensa “b”). Organización, ésta, más radicalizada y que fue considerada tanto por el comité Angloamericano de Investigación, como por personalidades de la talla de Albert Einstein, Hanna Arendt, o el mismo Churchill, como una organización “terrorista”. Hay que decir que Irgún, era el brazo armado del naciente partido Herut (Libertad) antecesor del actual Likud (consolidación). Los miembros de Irgún, provenían de una organización llamada Beitar o Betar (Nombre que refiere al último fuerte que cayó en la rebelión de Simón Bar Kojba) fundado en 1923 por Zeev Jacobinsky. Un tercer grupo Lejí, fue fundado por Abraham Stern (por esto es también conocido como grupo Stern) que se escinde de Irgún, porque no estaba dispuesto a prestar colaboración con los ingleses, para enfrentar a la Alemania del III Reich, diciendo que debían concentrarse en su lucha contra los británicos sin hacer concesiones. Estas tres agrupaciones, vale decirlo, conformaron, luego de la creación del Estado de Israel, su moderno ejército (Fuerzas de Defensa de Israel).
Terminada la 2da Guerra Mundial, más precisamente en 1948, se instala el moderno Estado de Israel, y junto con su instalación, se incrementan las asperezas entre judíos y musulmanes. Tal fue así, que la partición de los territorios del Mandato Británico, se inicia con la guerra Árabe-Israelí de 1948. La primera gran manifestación contra la guerra Árabe-Israelí (llamada por el Estado de Israel “Guerra de Independencia”) fue la instauración de Al-Fatah, creado en la década del 50´ y liderada por Yasser Arafat. Esta organización se presentó como un Movimiento de Liberación Nacional, y fue de carácter secular y de tendencia marxista (hay que comprender que se crea en el momento más álgido de la guerra fría) Recién en 1964 se crea, como primer gran logro del Fatah, la Organización para la Liberación de Palestina. Sin embargo, con la guerra de los 6 días Israel toma prácticamente toda Palestina, dividiendo al pueblo que allí habitaba en Gaza y Cisjordania.
El triunfo de Israel durante la guerra de los 6 días despertó la alarma en el mundo árabe, y los ejes de fundamentalismo no se hicieron esperar. En 1972 un grupo radicalizado que formaba parte de la Organización para la Liberación de Palestina, Septiembre Negro, perpetró un atentado contra 11 deportistas israelíes en los Juegos Olímpicos de Munich. Un año después, en 1973, Egipto y Siria atacan a Israel en lo que se conoce como la guerra de Yom Kippur (día de la expiación) día más sagrado para el judaísmo y que se produjo, además, en el mes más sagrado para el islam, el Ramadán. Desde los Altos del Golán por el Norte y desde el Sinaí por el sur, Israel fue atacada desde el 6 al 25 de octubre. En 1982, se da la guerra del Líbano, donde las Fuerzas de Defensa de Israel invadieron el sur del Líbano con el objeto de expulsar a la OLP de dicho país. Ese mismo año se crea la organización terrorista libanesa Hezbollah.
A partir de allí, y conforme la OLP fue tomando un rumbo más diplomático, trabajando para el reconocimiento de Palestina ante la ONU, se crea en 1987 la organización Hamás (Movimiento de Resistencia Islámico) que, a diferencia del secular Al-Fatah, revestía un carácter religioso, fundamentado en el Corán y que perseguía por objeto poner fin a la ocupación sionista de Palestina para recuperar el territorio como patrimonio de la Umma (comunidad musulmana). Lo que motivó la creación de Hamas, fue la 1ra Intifada (sacudida o agitación) nombre con el cual se denomina a las revueltas de palestinos contra las fuerzas de ocupación israelí, lanzándole piedras y reaccionando violentamente, como respuesta a las condiciones sociales asfixiantes en la que viven a causa de la ocupación. Una lógica, vale decirlo, muy similar a la que dio origen a los grupos de resistencia israelíes en épocas de los pogromos.
Tan funcional ha sido Hamás al recrudecimiento del conflicto, que existen teorías que establecen que fue la ultraderecha israelí la que impulsó, en sus inicios, la actividad de con el fin de debilitar a Fatah y la OLP. Incluso existen voces que vinculan a Israel con la creación misma de Hamás, tal como lo revelan cables de Wikileaks. En 2010, Assange detallo al canal catarí Al Jazeera que poseía 3700 cables “polémicos” relacionados con Israel. Pero también existen testimonios: el primero en hablar de la colaboración de Israel con los fundamentalistas de Hamás, fue el general israelí Yitzhak Segev, en marzo de 1981, entonces gobernador de Gaza, quien reconoció en una entrevista con New York Times, algo que en los años siguientes admitieron otros oficiales judíos: que Israel participó en la creación y expansión de Hamás, para debilitar internamente a Al-Fatah y la OLP de Arafat (1). Lo mismo admitió el que fuera responsable israelí de Asuntos Religiosos en Palestina hasta 1994, Avner Cohen, en otra entrevista para The Wall Street Journal donde dijo que: “Hamás, a mi pesar, es una creación de Israel”. (2)
Lo cierto es que, en 1991, con las Conferencias de Paz de Madrid, se intenta avanzar en un programa de pacificación de Oriente Medio. En aquel entonces, el mundo se reconfiguraba con la caída de la URSS y, a raíz de la liberación de Kuwait, ocupada por Irak en el contexto de la guerra del Golfo, se consolida la presencia norteamericana en Oriente Próximo. En 1993 se llegan a establecer los Acuerdos de Oslo, momento que se inmortaliza en la foto del apretón de manos que protagonizan Yasser Arafat e Isaac Rabin prohijada por Bill Clinton. Rabin, primer ministro israelí, del partido laborista, fue por este acto reconocido como Premio Nobel de la Paz y Premio Príncipe de Asturias. Se dio con ello impulso a una Autoridad Nacional Palestina, que administre la política, el turismo y la cultura de forma autónoma, dejando la seguridad, reservada a Israel.
Poco tiempo después, el 11 de noviembre de 1995, al finalizar una concertación en apoyo a los acuerdos de Oslo, Ygal Amir, un estudiante de la Universidad de Bar-Ilión, perteneciente a la ultraderecha israelí, mató de 3 disparos al primer ministro. La motivación, al parecer, fua la acusación de din rodef (perseguidor) que le hiciera este último a causa de su posicionamiento diplomático. Para esta facción, Rabín violó la enseñanza de los mitzvot (613 preceptos del judaísmo en el Tanaj-Torá). Los sectores de ultraderecha siguen pidiendo por la liberación de Amir, quien, sin embargo, cumple su cadena perpetua por haber asesinado a un primer ministro, tal como lo dice la ley y lo ha ratificado la Knéset (poder legislativo israelí).
En 1996, Likud, asciende al poder y Benjamín Netanyahu, desde entonces, con alguna que otra interrupción, (Ariel Sharon, también de Likud y que, por presiones y la 2da Intifada o Intifada de Al-aqsa, renunció tanto al cargo como al partido) es el primer ministro de Israel.
Después de diez años de tensiones, en 2006, suceden dos hechos trascendentes: la segunda guerra del Líbano, entre Israel y Hezbollah y Hamás obtiene mayoría en las elecciones parlamentarias para la Autoridad Nacional Palestina (73 de las 132 bancas) rompiendo así la hegemonía de Fatah. Desde entonces Hamás se ha convertido en la facción prioritaria e intransigente de Palestina contra Israel y antagoniza cómodamente con la línea dura del gobierno de Netanyahu. El último ataque (7 de octubre) fue llamado por Israel “nuestro 11 de septiembre”. Todos sabemos las consecuencias que el 11 S tuvo para Medio Oriente y los funcionales que han sido los grupos extremistas islámicos.
Suponiendo que Hamás es realmente Funcional al extremismo israelí… ¿Será su objetivo geopolítico? (Guerra contra la teocracia iraní) o perseguirá un objetivo basado en fundamentos religiosos (reconstrucción del templo). Sobre esto último, hay que recordar que actualmente el grupo coral Temple Institute busca construir el tercer templo de Jerusalén. Para Haim Berkovits, defensor del Tercer Templo, desde hace cincuenta años, “se puede decir lo que se quiera (sobre la presencia musulmana en el complejo) pero este era un lugar para los judíos”. (3) sea como fuere, lo que se siguen despertando estos acontecimientos en los que las últimas y verdaderas víctimas son civiles (de uno y otro bando) son interrogantes. Si Hamás es un error calculado, o un monstro que, cual Frankenstein, se vio de pronto descontrolado, o bien se trata de un elemento insurgente y espontáneo, las fuerzas del destino se están manifestando y con implicancias para la humanidad toda. Lo cierto es que oficialmente, la ONU considera a Palestina como un territorio ocupado “ilegalmente” y según los convenios de Ginebra de 1949, Israel debe cuidar a la población civil del territorio ocupado. Existen, además, cuatro resoluciones de Naciones Unidas que así lo indican, la 242 (1967), la 252 (1968), 267 (1969) y la 465 (1980).
Como cristiano, católico, no puedo más que inclinarme a buscar con humildad la verdad de este conflicto, rezar por las almas que la obcecación de las conciencias, en nombre de Dios, se está cobrando esta contienda y entender, como Kairós, que nos adentramos al cumplimiento de las palabras del Profeta Daniel, (Daniel 9: 24-27) quien ya vaticinaba que la reconstrucción del tercer templo coincidirá con los tiempos en que el anticristo, se revelará. Como dijo Suetonio Alea iacta est (la suerte está echada). Pero echar a la suerte, es recibir al destino.
Citas:
1: Fuente ABC Historia: Cuando Israel Confesó su participación en la creación de Hamás: “Fue un error enorme y estúpido” https://www.abc.es/.../israel-confeso-participacion...
(compulsa 17/10/2023)
2: ídem.
3: Fuente AFP Published 05.06.23: ynetesanol.com/tendencias/historias/article/h1wixloi3
(dos días antes del ataque de Hamás)
Lucas Carena es Analista político, comunicador, docente y escritor.